Estudió, se graduó como profesional y se casó. Una noche clara de verano mientras su esposa dormía tranquilamente en su primer mes de embarazo, tomó la Biblia y leyó el Salmo 37.4 que dice: "Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos mas profundos de tu corazón".
Por un momento se detuvo a pensar y meditaba mientras caminaba por la alfombra del cuarto, entonces bajó al primer piso de su casa. Al llegar abajo cayó de rodillas, y rodeado de paredes blancas, en medio de la quietud de aquel barrio, mientras miraba por la ventana grande que daba al jardín... agradeció en medio de lágrimas a Dios diciendo: "Gracias Señor, pues eres fiel en todo y cumples aún aquello que yo mismo había olvidado...".
Todos tenemos sueños, deseos y anhelos y muchas veces nos frustramos por no alcanzarlos dejando de lado la confianza en Dios y la fé en de creer en sus palabras, y olvidamos aquella frase de la Biblia que dice : "Poderoso es Dios para cumplir lo que promete."
Si tienes un corazón puro, deseoso de servir a Dios cada día, no te debe quedar ninguna duda de que Dios cumplirá, pues su fidelidad es eterna.
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